LAS BOTAS CHILLONAS
Para el cumpleaños de Perlita, Don Cangrejo le da un par de botas de pescar que sólo le costaron 2 dólares, pero ella no las quiere. Cuando Bob Esponja va a su oficina al día siguiente, Don Cangrejo le dice que esas botas son especiales, y sólo los mejores cocineros del mundo pueden usarlas. Bob se emociona y prefiere las botas a cambio de su cheque, las usa todo el tiempo y el chirrido que hacen molesta tanto a Calamardo que éste se va de vacaciones y Don Cangrejo debe ocupar su lugar.
Después de una noche sin dormir debido a una ventana chillona, Don Cangrejo ya no soporta el chirrido de las botas de Bob, así que las roba y las esconde en algún lugar en el suelo del Crustáceo. Sin embargo, Bob se pone muy triste y Don Cangrejo se siente culpable por eso, comienza a escuchar chirridos por todas partes y las palabras escritas en los lugares del restaurant son remplazadas con la palabra "squeak" (chirrido). Entonces confiesa y desentierra las botas, pero luego las hunde en el aceite y se las come, y le explica a Bob que lo importante no eran las botas sino él mismo pero lo deja aún más triste. Al final Don Cangrejo encuentra paz y calma y se va de vacaciones con Perlita, hasta que le da hipo, haciendo un ruido curiosamente similar al de las botas.